Las escuelas paraguayas: entre el miedo y la indiferencia
Anoche preparando la mochila para la escuela, el duende de la casa dice: “en la escuela no pasa nada”. No supimos que decir, la impotencia nos venció. Si bien, la escuela no es el primer lugar a donde desee ir este duende, pensarla en este momento, a pocos días de un golpe casi mortal, donde la tímida democracia quedó en terapia intensiva, es aún más difícil.
Y resuena en mí ser ¿Qué pasa en las escuelas? Y de ahí surgen pensamientos.
En las escuelas no pasa nada, porque se ha pensado para que no pase.
Participar en la escuela tomando decisiones, diciendo lo que se piensa, estando en desacuerdo con los valores del profesor o la profesora es un acto de indisciplina, centros de estudiantes que necesitan el permiso de la dirección para organizarse, escuelas donde la infancia participa cuando baila y canta en los sanjuanes. Eso pasa en nuestras escuelas. Hasta ahí.
Y nuestra democracia en crisis, mostrándonos a cada persona sin máscaras y de una vez por todas, eligiendo el lado de la vereda que quiera. Así comenzamos a vernos.
Así instala la prensa golpista el chake de la mentira, del “aquí no pasa nada”. Y nuestras escuelas la creen, la toman. Entran a las aulas, forman la fila, cantan el himno, salen al recreo, entran del recreo y salen en fila de nuevo. El silencio de aquí no se habla, la capacidad de ignorar el alrededor, la disciplina de la normalidad como regla. Se instalan. Y la democracia desaparecida. La discusión en el armario. Los problemas se quedan afuera.
Es urgente tomar las escuelas y los colegios. ¡Estrujar el curriculum! La resistencia pacífica es imperiosa vivirla en la escuela. Aprender que la educación es un camino, una opción política.
Mientras en las aulas sigamos estudiando una sola parte de la historia, esa parte contada por los medios de comunicación manipulando la información, esa parte de la historia donde dice que la democracia es nuestro sistema. Sin cuestionar ¿quiénes somos nosotros? y ¿quiénes son los otros?
Aprender de memoria la definición no es hacer democracia.
En este momento no sé si el miedo o la indiferencia se apodera de la escuela, sin embargo, es difícil pensar una reconstrucción, una recuperación de la democracia sin pensarnos como escuela, como bien público, como derecho.
“Es imposible atravesar la carretera del aprendizaje de la democracia, de cómo hacer democracia sin confrontaciones, sin participación. Y la lucha por ella pasa por la lucha contra todo tipo de autoritarismo.”
Paulo Freire en "Pedagogía de la Ciudad"
Elena Martínez Riquelme